
Esta región del cerebro está asociada con el placer, la motivación y con el autocontrol, así como en nuestras capacidades visuales-espaciales.

A esto se suma que en el experimento los científicos también observaron que al ver las marcas de alimentos las caras de los críos se iluminaron y su tono de voz cambiaba. Esto todo nos revela que los niños son más vulnerables a ciertas acciones de marketing, especialmente en marcas de comidas y bebidas vinculadas al bienestar y la felicidad, y que esta activación cerebral desde edades tempranas los limita a la hora de hacer elecciones saludables respecto a la alimentación cuando los chavales alcanzan la adolescencia, e incluso como adultos.
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