Es más, este
trabajo asegura que estas mujeres son más propensas a comer “de forma
incontrolada”, hábito ligado al sentimiento de que siempre se tiene hambre o de
que no se puede parar de comer aunque el plato se haya terminado.
Según la
líder del estudio, Nina Nevanpera, del Finnish Institute of Occupational
Health, “las mujeres que están ‘quemadas’ en el trabajo podrían ser más
vulnerables a comer de forma emocional y de forma descontrolada. Además, tienen
una capacidad menor para cambiar sus conducta alimentaria”.Los resultados de
esta investigación se basan en el estudio de un total de 230 mujeres entre los
30 y los 55 años que formaron parte de un ensayo clínico sobre cambios en el
estilo de vida. Todas trabajaban y al inicio del estudio, completaron una
encuesta sobre síndrome del trabajador ‘quemado’ y hábitos alimentarios.
En general,
el 22 por ciento de las mujeres presentaban algún grado de síndrome del
trabajador ‘quemado’. Como grupo, puntuaron más alto en la medición del hábito
de comer de forma emocional y de manera incontrolada.
Las mujeres
que dijeron no estar ‘quemadas’ en el trabajo al inicio del estudio tendían a
reducir la ingesta incontrolada de alimentos en un año. Sin embargo, de media,
el grupo ‘quemado’ a nivel laboral falló a la hora de realizar este cambio.
Sin embargo,
no se apreciaron efectos obvios del síndrome del ‘quemado’ laboral en el peso
de las mujeres. Al inicio del trabajo, la mitad de las mujeres que reconocían
su malestar en el trabajo tenían un peso normal, en comparación con el tercio
que aseguraban no estar ‘quemadas’. Según los autores, uno de los motivos podría
ser la educación, pues las mujeres ‘quemadas’ en el trabajo suelen tener un
mayor nivel educativo y la educación, a veces, se vincula a un bajo peso.
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