
La
alimentación es un área en las que los niños sí saben lo que necesitan, al menos tanto -o más- que los adultos.
Tener menos edad no los incapacita para conocer su cuerpo y qué cosas les
sientan mejor o peor o les gustan más. Probablemente mejor que los adultos, que
ya tienen una educación alimentaria determinada, múltiples experiencias y
dependencias, conductas compulsivas y descontrol en la alimentación, tras haber
perdido la conexión con nuestro cuerpo y no distinguir las señales que nos
envía cuando nos empeñamos en comer algo concreto, a pesar de que cada vez que
lo hacemos tenemos problemas
intestinales, estomacales o de piel.
A continuación se muestra un listado de aquellos principios
a tener en cuenta en la alimentación de un niño:
- Cada niño es diferente y tiene unas necesidades diferentes, incluso un niño con semejante altura y constitución que otro niño presenta un metabolismo singular y diferenciado, así que no es buena idea guiarse por lo que comen o dejan de comer otros niños
- El estómago tiene un tamaño concreto en función del tamaño del niño: se suele sobreestimar la cantidad de comida que un niño es capaz de ingerir.
- Existen pocos alimentos, puede que ninguno, imprescindibles y obligatorios, así que aquellos alimentos que no les gustan a los niños no tienen por qué convertirse en motivo de conflicto a la hora de comer
- Los profesionales de la salud tienen formación para orientar a los padres, sin embargo, hay que ser cuidadosos a la hora de tomar las decisiones que creemos adecuadas pese a que no coincidan con las de estos profesionales: como en el resto de profesiones existen personas que basan sus indicaciones en información y formación antigua, o en experiencias y creencias personales.
La
responsabilidad en el cuidado de los hijos hace que los padres se preocupen
mucho de los alimentos y la cantidad que toman. Sin embargo es muy difícil romper los esquemas mentales con los
que se crecen sobre la alimentación, desoír las indicaciones de los pediatras y
de la sabiduría popular o las recomendaciones de los medios de comunicación, a
pesar de que todo ello entre en conflicto con la salud y el bienestar de
nuestros hijos o los nuestros. En este campo no existen recetas válidas para
todo el mundo, así que también para la alimentación es fundamental el respeto,
la negociación y la autorregulación.
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