
Este estudio también nos dice que el estrés está relacionado también con la realización de una menor actividad física y una mayor frecuencia de comer mientras se hace otra cosa.
El presidente del SEDCA (Comité Científico de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación), Jesús Román, dice que el estrés sufrido en el trabajo va unido a unos malos hábitos alimenticios, ya que se reduce la ingesta de agua y las comidas no se hacen en las horas correctas ni de forma equilibrada. Así, aumenta el consumo de grasas saturadas con comidas aceitosas y de rápida elaboración y se reduce la ingesta de alimentos ricos en fibra que ayudan a regular nuestro tránsito intestinal.
Nuestro intestino sufre una alteración en sus movimientos peristálticos debido a que entre los malos hábitos y al agobio sufrido se reduce en aporte sanguíneo del tracto intestinal, produciendo extreñimiento.

Desde estas plataformas o desde foros de nutrición nos recuerdan la importancia que tiene el alimentarse de comida rica en fibra, hacer ejercicio, ser disciplinado con los horarios y cumplirlos.
Hoy en día cabe señalar que pese a la información que se tiene acerca de esto, el nivel de estrés de la sociedad sigue aumentando, ya que la crisis y nuestra forma de vida provocan que exista una mayor preocupación por todo lo relacionado con trabajo, apareciendo un miedo al despido y un machaque personal por exprimirse al máximo y ser el más rentable que provocan una situación personal de continua angustia.
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